miércoles, 27 de julio de 2011

A la Chucha!!

¿Alguna vez has oído una canción que te inspire lágrimas?
Bueno, yo si la escucho siempre. Es la balada de mi vida. La misma todos los días. Los tambores en mi derecha palpitan con su aceite y, el petróleo presionándome contra la pared de hongos que se ha creado con el tiempo.
Dos años atrás, el poema duraba 2 minutos, ahora son 45 minutos de traición, muerte y resurrección.

Mis pies se deshacen con el leve soplido del viento; los hongos me descascaran la piel; la lluvia ácida derrite mis músculos; la carne hierve y los escombros se la devoran. Mis huesos son carcomidos por las termitas que se crean por los prejuicios y la cobardía.
Las cosquillas malditas se solidifican y pican como agujas de hielo seguidas por un fuego desastroso.

Me acerco a la boca de la construcción, donde quebrajan mi mente, presionándola contra mi compañero. No, no deseo escribir. No quiero ser el obrero de la educación picando con mi picota de tinta las paredes de la formación
y recogiendo la mierda de la mierda con mi pala de papel.
Llevándola conmigo a todos mis recorridos.
Suena la alarma.
Los lupus son liberados para que regresemos al infierno, y se repiten los tambores, los hongos y las lagrimas derramadas por un sobrepeso en el bolso.
En mi cabaña de ladrillos encuentro mi supuesto dios quien es le creador. Creo tanto, que los problemas fueron
Muchos y nos abandono. Como una madre abandona a un hijo, por que ella sabe que su futuro no tiene arreglo y la familia lo cargara.
Eso somos. El hijo de dios a semejanza. Tanta que escapamos hasta de los problemas más diminutos. Y sucesivamente todo es un podrido Fruto del edén.
Naces, vives, te acomplejas, te pudres y entregas la herencia.